lunes, 19 de diciembre de 2016

Que sea lo que Dios quiera.

Creo que por fin entiendo un paradoja que me lleva rondando bastante tiempo...

Aquellos que saben lo que hay que hacer, no pueden hacerlo.
Aquellos que pueden hacerlo, no saben lo que hay que hacer.

Claro que hay que estar "loco" para entenderlo.Trataré de explicarlo.

Tomemos como ejemplo a Albert Einstein. Él no sabía, no era consciente, de la repercusión que tendría "su bomba atómica" (Albert Einstein está considerado como uno de los padres de la bomba atómica). De hecho, a posteriori, cuando Einstein supo todo el daño que causó, se arrepintió tremendamente de haber "engendrado" dicho "artefacto". Nunca más volvió a hacer nada parecido. Él sabía como avanzar en el mundo de una manera práctica (atómica), pero dejó de "poder" hacerlo. Einstein abandonó la práctica (el hacer), y volvió al "pensar/saber" (no hacer). Pasó de ser alguien que no sabía lo que hacia, a ser alguien que sabía lo que había hecho. Eintein llegó a saber, pero eso lle llevó a no poder lo que antes si podía hacer por no saber.

Nos guste o no, gracias a lo que hizo Albert Einstein y personas "ignorantes" como él, estamos hoy como estamos. Se podría decir que esos impulsos destructivos, esas grandes tragedias, han impulsado al ser humano, colectivamente hablando, a estar hoy donde está, a ser lo que hoy es.

Un ejemplo más cercano a todos y cada uno de nosotros es tomar como referencia a los hijos. Muchos padres, si lo piensan, verían a sus hijos como el motor de sus vidas. Un padre hace cualquier cosa por su hijo. Un padre ignora realmente las repercusiones que sus actos tendrán en sus hijos. Un padre ignora tambien la causa o el motivo "real" por el que, y para qué, ha tenido a ese hijo. Un padre/madre es un completo ignorante acerca su hij@. Por esa gran ignoracia, el Padre puede hacer mucho por el hijo.

Los ignorantes niños, son los motores de los padres. Pero no olvidemos que hay otro importante motor que mueve el mundo, y evidentemente tiene que ser también muy ignorante para poder hacer, este otro motor no es ni más ni menos que la juventud.
 
Particularmente creo que los que saben cómo qué hay que hacer, al final no hacen nada debido a que saben demasiado y tienen miedo de hacerlo. Las posibles consecuencias de sus actos les paraliza. Sólo les queda adoptar una actitud contemplativa y confiar en los ignorantes, es decir, en aquellos que pueden hacer lo que haya que hacer, cueste lo que cueste.

Todo lo adulto/viejo que se opone a estos dos motores es arrasado. Cuanta mayor sea la fuerza de resitencia, mayor será la energía necesaria para destruir dicha resistencia.. Aqui cabe aplicar el ppio de conservación de la enerrgía (la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma). Oponerse a la energía creadora es crear una energía contraría que acabará por destruirse a si misma.

Me gustaría puntualiza una cosa. Podríamos asociar la madurez con la racionalidad. Cuanto más maduro, más racional. Teniendo presente esta idea, el adulto/viejo puede actuar favoreciendo a la energía creadora. Esto sería lo que mucha gente llama "mindfullnes" que no es otra cosa que vivir el presente, sin pensar, actuando de corazón, al igual que actuan los niños/jovenes.

Con estas premisas, es normal que los viejos y adultos sabios se vuelvan cada vez más espirituales, evitando hacer cosas racionales (meditando x ejemplo), sabiendo que su energía racional sólo serviría para oponerse a la energía creadora. La energía espiritual esta asociada a la energía de Dios (energía creadora), considerando el interés hacia Dios como el polo opuesto al interés más material.

Asi pues... 

que sea lo que Dios quiera.



Y rizando el rizo...Cuando ya sepas realmente lo que hay que hacer sabras que realmente no hay que hacer nada. Por lo tanto será cuando estes preparado para romper el ciclo de reencarnaciones...

Al mundo material, 
vienes a hacer aquello que necesitas para aprender,
que no hay que hacer.

Luego te irás 
y, si lo aprendiste, no volverás.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario