miércoles, 30 de julio de 2014

Conversación entre Dios y Jesús

   - Pero, ¿de dónde le vino la idea de esta faena para mi? - preguntó Jesús. ¿La inventó usted mismo porque lo cree apropiado?.

   - Yo no invento nada - dijo Dios - . Conseguí esta tarea del infinito mismo. No es fácil decirte todo esto. Si crees que me estoy divirtiendo de maravilla con tus tribulaciones, estas en un error. El éxito de tu misión me vale más a mi que a ti. Si fracasas, pierdes muy poco. ¿Qué? Tus visitas conmigo. Vaya cosa. Pero yo te perdería a ti, y eso significa para mi o perder la continuidad de mi linaje o la posibilidad de que tú lo cierres con broche de oro.

   Dios hizo una pausa, pues Jesus tenía la cabeza acalorada de pensamientos, y trató de ser más explicativo.

   - Hijo mio, las personas como tu no pueden involucrarse en sentimentalismos, nostalgía o melancolía. Para ti sólo existe la lucha, y es una lucha sin fin. Si crees que has llegado hasta aquí para encontrar paz, o que este es un momento de calma en tu vida, estas equivocado. Esta faena está guiada por el sentimiento más puro. Estás a punto de sumergirte en el infinito, y justo antes de hacerlo, debes dar las gracias a aquellos que lo favorecieron. - Jesus, mientras Dios seguía hablando, pensó la forma de complacerlo e ideó una cena, con una docena, de sus mejores amigos.

   - Te tienes que enfrentar a esta tarea con toda la gravedad que merece.  - continuó -. Es tu última parada antes de que te trague el infinito.


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